Por parte de la víctima del maltrato: Lo más frecuente es que no reconozca la existencia de malos tratos por temor a posibles represalias o perjudicar a su maltratador, que es su familiar. Aparecen sentimientos de culpa, vergüenza por lo que están viviendo. El hecho de depender del cuidador le incapacita a pedir ayuda, no saben a quién llamar o en quien confiar. Acaban aceptando el maltrato como algo normal.
Por parte del responsable del maltrato: Siempre niegan los hechos intentando aislar a la victima para impedir que informe a los profesionales de la situación. Niegan siempre de la existencia y rechazan cualquier tipo de intervención.